
Autor: Dr. Javier Romero Fernández (Traumatólogo)
Definimos la condromalacia rotuliana como la degeneración (desgaste), reblandecimiento o fisura del cartílago de la articulación de la rótula con el fémur. Se encuentra dentro del grupo de las enfermedades degenerativas del cartílago o condropatías.
Es un problema articular de una frecuencia bastante alta siendo motivo de consulta médica y de atención en consultas de las unidades de rodilla y una de las principales causas de dolor de rodilla, especialmente en mujeres jóvenes o en personas que se arrodillan con frecuencia.
Síntomas de la condromalacia rotuliana
Generalmente, las personas que sufren de esta afección articular suelen presentar:
- Dolor en la zona de la rodilla, en su parte anterior sobre todo al sentarse y bajar escaleras. Es muy característico que las personas que la sufren refieran que cuando permanecen mucho tiempo sentadas con las rodillas flexionadas, al levantarse comienzan con dolor intenso en la cara anterior de la rodilla, que mejora poco a poco (a esto se le conoce como el “signo de la butaca de cine”)
- Es muy frecuente presentar cansancio, sentir las rodillas débiles y fatigadas.
- Crujido al realizar movimiento de flexión de rodillas. A veces los chasquidos articulares pueden ser audibles.
- Sensación de debilidad en el cuádriceps.
Estadificación de la Condromalacia Rotuliana
Todas las condropatías, incluida la condromalacia, pueden clasificarse en 4 grados, en función de la severidad del daño producido al cartílago articular. De esta forma hablamos de:
- Grado I: Reblandecimiento del cartílago, sin fragmentación del mismo.
- Grado II: Reblandecimiento y fragmentación
- Grado III: reblandecimiento, fragmentación y deflecamiento del cartílago articular
- Grado IV: Áreas de pérdida completa del cartílago, con exposición de hueso que está por debajo del mismo. Estamos antes una artrosis definidida.
Factores de riesgo para padecer condromalacia rotuliana
- Genu valgo. La morfoogía en valgo de las rodillas (o rodillas en X) predispone al dolor de la cara anterior de rodilla y a un aumento anómalo de la presión en la articulación entre la rótula y el fémur, lo que favorece la condromalacia.
- Edad: Es más frecuente en personas jóvenes, a partir de la adolescencia.
- Sexo: Más frecuente en mujeres (por la anatomía anteriormente comentada).
Actividad física o laboral: Aquellas actividades que se desarrollan ya sea en cuclillas, arrodillado o bien en actividades deportivas que requiere flexoextensión residtida de rodillas (por ejemplo, en las sentadillas) sobrecargan mucho la articulación femoropatelar y como consecuencia de ello, darán lugar a una condromalacia.
¿Qué debo evitar si tengo condromalacia?
Aquellas personas que padecen de condromalacia rotuliana deben evitar a toda costa todas aquellas actividades que desendadenen dolor de cara anterior. Como norma general, se aconseja:
- Evitar subir o bajar largos tramos de escaleras
- Permanecer más de 10 minutos con las rodillas flexionadas, aunque se esté sentado en una silla, intentando mantener siempre las rodillas extendidas
- No arrodillarse ni ponerse en cuclillas.
- Evitar actividades deportivas que requieran el paso de la flexión a la extensión de rodilla de forma brusca o contra alta resistencia (sentadillas, step, pádel, tenis…)
¿Qué ejercicios son los más recomendables en personas con condromalacia rotuliana?
Siguiendo lo indicado en el apartado anterior, los ejercicios más recomendables para estas personas son:
- Ejercicios isométricos de cuádriceps y del vasto medial oblicuo.
- Natación
- Ciclismo suave en terreno llano y con sillón elevado
- Caminar
Esto no implica que no puedan desarrollarse otras actividades como el fútbol, el baloncesto, etc… pero en estos casos es más fácil que puedan aparecer episodios de dolor con más frecuencia.
¿Cómo se trata la condromalacia rotuliana?
El tratamiento de la condropatía patelar o condromañcia rotuliana (son sinónimos), es generalmente no quirúrgico. Son excepcionales loas cosas en los que se hace cirugía en la actualidad.
- Inicialmente, el tratamiento se lleva a cabo mediante ejercicios de estabilización de la rótula, que se basan normalmente en ejercicios de potenciación isométrica del cuádriceps y del vasto medial oblicuo. Asimismo, el empleo de plantillas para corrección de la pisada puede ayudar.
- Cuando no se responde a estas medidas, o hay brotes frecuentes de dolor, se aconseja la realización de tratamiento mediante infiltraciones de ácido hialurónico o plasma rico en plaquetas, asociados, en ocasiones, a alguna infiltración corticoanestésica, en paciente muy sintomáticos.
- Las infiltraciones ácido hialurónico
Este elemento se encuentra de forma natural en las articulaciones de nuestro organismo. En las lesiones de carácter degenerativo de la rodilla, la concentración y la densidad de este ácido hialurónico disminuye, por lo que la suplementación del mismo en muy beneficiosa, ejerciendo los siguientes efectos en la articulación:
- Aliviar el dolor al reducir la inflamación.
- Mejorar la reparación de los tejidos regenerando el cartílago.
- Disminuir la presión sobre la articulación.
- Mejorar el deslizamiento de las superficies articulares (efecto mecánico)
Por lo general, dependiendo del tipo de ácido hialurónico que se emplee, suele aconsejarse repetir las infiltraciones cada 6 meses, para una mejor evolución del proceso y evitar recidivas de dolor de cara anterior de la rodilla.
Las infiltraciones de plasma rico en plaquetas
El plasma rico en plaquetas, se obtiene de la propia sangre del paciente y ayuda a mejorar el escaso potencial de reparación del cartílago articular. Ejercen un efecto fundamentalmente biológico. Generalmente, suelen recomendarse en ciclos de 3 infiltraciones que se repiten cada 6 meses o cada año, para mantener una mejor salud articular, en aquellos pacientes que han presentado buena respuesta al primer ciclo de infiltraciones con PRP.
La cirugía en la condromalacia
Se utiliza habitualmente en grados 3 y 4 de condropatía en aquellos pacientes en los que han fracasado todas las medidas de tratamiento conservador y que presentan un dolor invalidante. Los casos que lo precisan son generalmente escasos, ya que un buen manejo conservador y con infiltraciones adecuadas, permite en el mayor porcentaje de casos, un buen control de la sintomatología.
Las técnicas que se emplean a nivel quirúrgico arrojan resultados muy variables e incluyen desde cirugías de reorientación del aparato extensor de la rodillas, hasta prótesis femoropatelares.
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