Septiembre es el mes de las dietas: Tres claves para no abandonarla a los pocos días
El primer paso para iniciar una dieta es su personalización, porque de lo contrario nos arriesgamos a sufrir daños cardiovasculares, hepáticos y renales, así como trastornos de la conducta alimentaria
Septiembre es el mes de los buenos propósitos. El mes por excelencia para comenzar una dieta. El objetivo no es otro que perder esos kilos (entre tres y seis, según los expertos) que se han ganado durante las vacaciones.
En verano comemos menos, pero engordamos porque lo hacemos peor. Y la razón está en el descontrol de horarios y rutinas, las comidas fuera de casa y el abandono del ejercicio físico. Pero cuando llega el mes de septiembre nos llenamos de buenos propósitos, y uno de los principales tiene que ver con la báscula.
Casi seis millones de españoles intentarán adelgazar durante este mes de septiembre, si bien solo cumplirán su objetivo 5 de cada 100, según los datos de la Unidad de Endoscopia Bariátrica del Hospital HM Sanchinarro de Madrid.
Así que lo bueno es que 300.000 personas lograrán adelgazar de forma permanente, ya sea por primera vez o como parte de una rutina después de la temporada estival. Pero lo malo es que la gran mayoría no conseguirá su objetivo.
Y la pregunta que asalta de inmediato es ¿por qué una inmensa mayoría abandona la dieta a los pocos días de empezar?
- Por las dificultades que supone.
- Por el temido efecto rebote después de perder algunos kilos.
- Por las peligrosas dietas ‘milagro’ que constituyen un riesgo para nuestra salud.
Y es que este tipo de regímenes, que no vienen avalados por un especialista, carecen de todos los nutrientes necesarios para el día a día y son muy bajos en calorías.
Dieta: siempre planificada y personalizada por un profesional médico
El doctor Miquel Samarra, explica en conversación con ‘Guías de Salud’ que el primer paso para iniciar una dieta es su personalización. No hay que dejarse llevar por aquellos regímenes que prometen adelgazar en pocos días y sin ningún tipo de control, ya que nos arriesgamos a sufrir daños cardiovasculares, hepáticos y renales, así como trastornos de la conducta alimentaria.
Todos los planes nutricionales no están indicados para todas las personas, las necesidades y los estilos de vida son diferentes. Y por eso el nutricionista de Ysonut España señala que: “Es fundamental el asesoramiento y seguimiento por parte de un profesional cualificado, sea médico, nutricionista o dietista”.
Después de una entrevista con el paciente y unas pruebas analíticas, el profesional sabrá “qué tipo de dieta le conviene más a esa persona en concreto” para que perder peso no le suponga un riesgo para la salud. Además, a partir de ese momento es muy conveniente que su estado y evolución se mantenga controlado con revisiones periódicas.
Sin embargo, el primer paso es “tener voluntad de perder peso y tener compromiso de mantener los cambios a medio-largo plazo. Sin estas premisas, acudir a un especialista funciona solo a corto plazo”.
Y con respecto a la creencia popular que adelgazar de forma rápida tiene consecuencias perjudiciales, el doctor Samarra aclara: “No es peligrosa la pérdida de peso rápida si se hace de manera adecuada. La persona, eso sí, deberá estar asesorada en todo momento por un profesional cualificado que tenga conocimientos sobre cómo hacerlo”.
Efecto rebote: ¿Se puede evitar?
Recuperar el peso perdido e incluso más, después de una dieta, es más que un riesgo una realidad demasiado frecuente. Pero aunque “existe el mito que asocia la pérdida de peso rápida al efecto rebote“, el especialista resalta que “no tiene por qué ser así”.
El efecto rebote responde a la vuelta de los hábitos alimentarios antiguos. Por ello, especifica que “los atracones suelen ser la manera que la persona ‘resuelve’ un conflicto emocional. En ambos casos, la personalidad del paciente, su carácter y su forma de ser determinan la predisposición al efecto rebote y a los atracones. Por lo tanto, la clave es pulir y cambiar el carácter, no cambiar de médico ni de dieta”.
¿Qué alimentos se deben eliminar de la dieta para adelgazar?
El doctor Samarra es contrario a eliminar ciertos alimentos en una dieta baja en calorías, aunque siempre que se tomen con cabeza. Pero tiene claro que hay que restringir al máximo posible los productos ultraprocesados, cargados de azúcar y harinas refinadas, enemigos de lo saludable.
La fruta prohibida, destaca, siempre es más apetecible. “Educar en una alimentación correcta implica que la persona ha adquirido un conocimiento alimentario, y la persona sabe, por lo tanto, qué alimentos deben ser consumidos regularmente y cuáles excepcionalmente”.
Tampoco hay que sustituir esos productos ultraprocesados por la versión light o 0% azúcar. Ni son más saludables ni siempre están libres de azúcares. Tal y como aclara la dietista-nutricionista, doctora Elena de la Fuente, “tienen una connotación errónea de lo que es saludable”.
Este tipo de alimentos, para no perder su parte de palatabilidad (agradable al paladar), están elaborados con más grasas y harinas, es decir, con mayor valor calórico. “Si quieres merendar unas galletas porque ese día se te ha antojado, permítetelas, pero tómate primero tu pieza de fruta”. La clave es no prohibir, pero sí priorizar las frutas, las verduras, las legumbres y los granos enteros.
Cómo cuidar el pelo en verano
Aprende en 7 consejos cómo cuidar el pelo en verano para que se mantenga saludable y llegue en buen estado a los meses de otoño.
En verano no solo tenemos que cuidar de los agentes que agreden nuestra piel. En realidad, el cloro, el salitre, el agua del mar, las altas temperaturas, el sol, la arena, el viento… resultan muy agresivos también para el cabello. Los problemas más frecuentes en esta época del año son: el encrespamiento, sequedad excesiva y la tricoptilosis, o lo que es lo mismo, las puntas abiertas.
Con estos consejos podrás mantener una buena salud capilar durante todo el verano y no tendrás necesidad de usar las tijeras en otoño.
7 consejos para cuidar el pelo en verano
1. Fotoprotección
La radiación solar daña la fibra capilar resecándola, haciéndola más frágil y provocando la descamación que observamos en forma de puntas abiertas. No obstante, a pesar de que cada vez estamos más concienciados acerca de la importancia de proteger la piel del sol con productos específicos, no es tan habitual tener este punto en cuenta cuando de lo que se trata de cuidar del pelo.
Los fotoprotectores solares para el cabello tienen un filtro solar que evita el daño causado por la radiación ultravioleta y, además, confiere un extra de hidratación muy conveniente en esta época del año. Estos productos protegen además la piel del cuero cabelludo, una zona en la que hay que evitar las quemaduras solares, ya que está comprobado que estas quemaduras empeoran la calvicie común y el efluvio telógeno característico del otoño, más conocido quizá como caída estacional.
2. Barreras físicas
No obstante, este tipo de protección debe complementarse con gorras, sombreros y pañuelos, ya que los fotoprotectores capilares no son tan efectivos como las cremas solares que usamos para la piel.
Además, las pamelas y sombreros nos van a venir muy bien para preservar la piel de la cara, las orejas y el cuello, zonas muy vulnerables a la acción nociva de los rayos solares, ya que muchas veces se olvidan a la hora de extender las cremas protectoras.
Finalmente, estos escudos sirven para que el cabello se enrede menos, un factor importante en esta época del año. El cabello más quebradizo suele caerse o romperse en cuanto se intenta desenredar.
3. Planchas y secadores
Aprovecha el calor para dejar secar tu pelo al aire y evita en la medida de lo posible el uso de tenacillas, planchas y secadores, ya que el calor de estos dispositivos tiende a dañar la cutícula y a deshidratar la fibra capilar. El resultado es un pelo apagado, sin brillo y con las puntas abiertas, producto de la rotura de la cutícula. Cuando esto ocurre, el pelo queda desprotegido y comienza a degradarse, adoptando ese aspecto deshilachado, ya que se abre en varias capas.
Por otro lado, es preferible usar peines de dientes anchos y recordar no dar tirones a la hora de desenredarlo, ya que el pelo en verano en más susceptible de rotura; máxime si está mojado o húmedo.
En cuanto a los tintes y mechas, es preferible aplicarlos un par de meses antes de empezar a exponerse al sol intensamente, ya que los productos de coloración tienden a resecar tanto el pelo como el cuero cabelludo, además de hacerlos más vulnerables al calor y al sol.
4. Hidratación
Es otro importante consejo para cuidar el pelo en verano. Mantenerlo hidratado es la mejor forma de evitar la rotura de la cutícula y el deterioro del cabello. Para ello, tendremos que hidratarnos por dentro (lo que nos va a beneficiar a todos los niveles, no solo para cuidar el pelo) y por fuera con la aplicación frecuente de mascarillas y acondicionadores. Las mascarillas sellan la fibra capilar y evitan que se abra. Los acondicionadores hacen que desenredar y peinar el cabello sea más fácil y previene su rotura.
5. Después del baño
El cloro de las piscinas y el salitre del agua de mar daña la cutícula capilar si los dejamos secar sobre nuestro pelo después de bañarnos. Por este motivo es recomendable enjuagar el cabello con agua dulce después de cada baño. Tras enjuagarlo es recomendable ponerse de nuevo el sombrero, ya que exponerse al sol con el pelo mojado acelera el deterioro del cabello y además contribuye a que se decolore, un efecto todavía más llamativo en las personas que llevan el pelo teñido o con mechas.
6. Champú suave
En verano es normal lavarse el pelo más a menudo que en otras épocas en las que no está tan expuesto a agentes que lo ensucian. Al contrario de lo que mucha gente cree, los lavados frecuentes no son perjudiciales para el cabello. Eso sí, si se va a lavar el pelo muy a menudo es conveniente usar productos suaves que no irriten el cuero cabelludo ni afecten a la capa lipídica que mantiene el pelo nutrido e hidratado.
Es conveniente lavarse el pelo y aclararlo con agua fría (o al menos lo más fría posible) para estimular la circulación sanguínea y mejorar la oxigenación del cuero cabelludo y de los folículos pilosos. Esto contribuye a nutrir y a dar vida al pelo y contribuye a frenar su caída, siendo por tanto otro consejo que conviene no olvidar a la hora de cuidar el cabello en verano.
7. Exfoliación
El cuero cabelludo va acumulando residuos procedentes de los productos capilares que usamos en la higiene y mantenimiento diario. Además, también se acumulan las células muertas y los restos de los aceites naturales que nutren el pelo y dan flexibilidad a la fibra capilar. La exfoliación periódica del cuero cabelludo, igual que sucede con la piel del rostro y del cuerpo, ayuda a la renovación celular y devuelve al cabello el brillo natural. Además, también reduce la descamación, el picor y la sequedad. En definitiva, hace que el pelo esté más saludable.
Eso sí, la recomendación es hacer esta exfoliación cada diez o quince días para no ser demasiado agresivos con el cuero cabelludo y no eliminar el manto lipídico que contribuye a mantenerlo hidratado, en cuyo caso obtendríamos el efecto contrario al que buscamos. Los productos exfoliantes deben contener ácido salicílico, piritonato de zinc o extracto de sauce blanco. Si además añadimos vinagre de manzana o aceite de árbol de té tendremos, además, beneficios antimicrobianos y antisépticos.
Con todos estos cuidados, ya puedes disfrutar de estos meses de calor y volver en otoño con el pelo igual de bonito que antes de verano. En caso de tener alguna duda sobre cómo cuidar el pelo en verano, consulta con nuestros expertos en medicina estética y capilar.
Sanidad retira cinco productos quemagrasas por sus efectos graves para la salud
La retirada se produce por contener sibutramina -un supresor del apetito- en cantidad suficiente para provocar graves efectos para la salud
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) ha prohibido la venta y ordenado la retirada inmediata de varios productos quemagrasas por contener sibutramina, un supresor del apetito presente en cantidad suficiente para provocar graves efectos para la salud.
Se trata de Soraya Cápsulas, HHS Kuka Café, Soraya Slim Coffee Café, Lipo Solución y Té Detox, en cuyos etiquetados ni siquiera aparece esta sustancia, “ocultando al consumidor su verdadera composición y pudiendo causar daños graves a la salud”, ha informado la Aemps en una nota de prensa.
La sibutramina es un principio activo anorexígeno que proporciona una sensación de saciedad y un aumento del gasto calórico; adicionalmente, genera un incremento de la frecuencia cardiaca y la presión sanguínea y hay casos registrados de arritmias, cardiopatías isquémicas y accidentes vasculares graves.
Otros efectos adversos que pueden presentarse son, entre otros, sequedad de boca, dolor de cabeza, insomnio o estreñimiento, además de gran cantidad de interacciones con otros medicamentos.
Como explica la Aemps, la sibutramina formaba parte de la composición de medicamentos con receta destinados al tratamiento de la obesidad; sin embargo, se suspendió su comercialización en la Unión Europea por asociarse su consumo a efectos adversos graves de tipo cardiovascular.
En el caso concreto del Té Detox, también contiene sildenafilo, una sustancia indicada para restaurar la función eréctil deteriorada mediante el aumento de flujo sanguíneo del pene por inhibición selectiva de la enzima fosfodiesterasa 5 (PDE-5), algo contraindicado en pacientes con infarto agudo de miocardio, angina o hipotensión, entre otras muchas patologías.
También tiene numerosas interacciones con otros medicamentos y puede dar lugar a reacciones adversas de diversa gravedad, como las cardiovasculares, ya que su consumo se ha asociado a infarto, arritmia, palpitaciones, taquicardias, accidente cerebrovascular o incluso muerte súbita cardiaca, entre otras.
La agencia ha tenido conocimiento de la venta de todos estos productos a través del Grupo de Consumo de la UDEV Central de la Comisaría General de Policía Judicial en el marco de la operación Butterfly.
Por todo ello, ha tomado la medida cautelar de prohibir su comercialización y pedir la retirada del mercado de todos sus ejemplares.
¿Se confunde el malestar cotidiano con problemas de salud mental?
La salud mental está a la orden del día. Quién más y quién menos pone nombre y apellidos a la sensación de opresión en el pecho, a las taquicardias o la tristeza prolongada en el tiempo. Ir al psicólogo ha dejado de ser tabú, especialmente entre las generaciones más jóvenes que, al contrario de lo que sucedía en la mayoría de sus abuelos, ya no consideran a este especialista como el auxilio de los dementes. Más allá de ser una parte esencial en el tratamiento de trastornos clínicos mayores, como la depresión grave, el terapeuta se ha convertido en el acompañante del malestar emocional que muchos atraviesan.
La concienciación abre puertas, pero no siempre las que se buscan. Dejando a un lado la evidente y positiva eficacia de normalizar la salud mental, ¿ponerla en el foco de muchos problemas puede resultar perjudicial? La banalización de las patologías más frecuentes preocupa a los profesionales de la materia, que observan ojipláticos cómo se ha dejado de “estar triste” para “sentirse deprimido”.
La democratización del discurso ha implicado que se compren los trastornos y el precio se pague en visualizaciones, seguidores y contenido. Y el riesgo parece claro, especialmente, en los de menor edad, que además de ser los más vulnerables son también los que mayor impacto reciben: el autodiagnóstico.
No solo esto, sino que a nivel general, algunos investigadores también apuntan a una confusión entre los malestares del día a día cotidiano y las entidades patológicas. En un artículo publicado en el 2023, los autores Lucy Foulkes y Jack Andrews, de la Universidad de Oxford, plantearon el término inflación de la prevalencia, una hipótesis que defiende que algunas personas, ante los esfuerzos de visibilidad, «notifiquen formas más leves de angustia como problemas de salud mental».
Los expertos no niegan el efecto positivo de las campañas de desestigmatización de estas circunstancias, pero al mismo tiempo que estas aumentaban en cantidad, lo hacían también las notificaciones de salud mental. Si bien las causas más claras y directas se relacionan con un mayor uso de redes sociales, el aumento de la desigualdad de los ingresos, de la presión académica en los jóvenes o las dificultades derivadas de la pandemia del covid-19, Foulkes y Andrews proponen que los esfuerzos de concienciación en sí mismos «podrían llevar a un aumento de la notificación y experimentación de síntomas».
Reconocimiento mejorado y sobreinterpretación
Este trabajo se divide en dos vertientes. Por una parte se encuentra el aplauso al reconocimiento mejorado, uno de los objetivos que tiene toda lucha contra un estigma. Como resultado de la alfabetización en salud mental, «es posible que ahora las personas estén denunciando y buscando ayuda por problemas que siempre existieron en generaciones anteriores pero que no fueron divulgados», recogen. Esto podría explicar el aumento de casos en estudios de cohorte y del incremento de las prescripciones de antidepresivos y, además, beneficiar a los pacientes, de manera que les anime a buscar tratamiento o influya en las decisiones políticas y de financiación.
Por otra parte, los investigadores de la institución inglesa hablan de la sobreinterpretación, un fenómeno nada nuevo: «Otros académicos han argumentado que existe una tendencia creciente de las personas a percibir los pensamientos, emociones o comportamientos negativos como síntomas de trastorno mental y a percibirse a sí mismas como vulnerables al daño psicológico», justifican.
Es más, ambos autores hacen referencia a investigaciones pasadas para plantear que el exceso de campañas de concienciación podría estar contribuyendo a la psiquiatrización del sufrimiento y angustia cotidiana, «que se ha vuelto cada vez más común en los últimos años», precisan.
A su vez, destacan que la sobreinterpretación «puede crear nuevos problemas de salud mental o aumentar la gravedad de los existentes». Es decir, que cuando una persona etiqueta su experiencia psicológica como un problema, puede hacer que aparezcan síntomas como una especie de profecía autocumplida. Algo que se materializa a través del autodiagnóstico. «Ya es bien sabido que las personas no dependen exclusivamente de los médicos para determinar si tienen un diagnóstico específico; combinan la opinión clínica con varias fuentes de información, incluidas las redes sociales, Internet y artículos de periódicos, para llegar a su propia conclusión sobre sus síntomas de salud mental», señalan los investigadores. En algunos esto resultará ventajoso y, en otros, todo lo contrario.
Para ilustrarlo, los autores ponen un ejemplo relacionado con la ansiedad: «La persona cree que “tiene ansiedad” o es “una persona ansiosa” que no puede realizar ciertas conductas, como ir a una fiesta o hacer una presentación laboral debido a su ansiedad y, por lo tanto, evita esas actividades», detallan los psicólogos. Sin embargo, esta decisión no solo mantendrá esta emoción, sino que la exacerbará. Así, etiquetar los síntomas más leves como algo más grave podría provocar que experimentase mayor ansiedad a largo plazo. En resumidas cuentas, la pescadilla que se muerde la cola.
Muchos no opinan de esta manera; es el caso de Fernando Pena, psicólogo y presidente de la Asociación Española de Psicología Sanitaria (Aepsis), quien destaca que poner sobre la mesa la salud mental en los últimos veinte años «ha logrado que se sitúe casi al mismo nivel de la física». El experto echa la mirada atrás y recuerda que, cuando comenzó a trabajar hace dos décadas, mucha gente ocultaba sus visitas al psicólogo. En cambio, hoy en día, «todos conocemos a personas que acuden a ello y lo vemos como un signo de preocupación genuina y loable por la salud mental. Normalizarlo es uno de los logros sociales que merecen un mayor reconocimiento», precisa.
El límite entre problemas cotidianos y trastornos
En materia de salud mental, no siempre hay una respuesta correcta. La prevención exige concienciación, pero según el modo de proceder, puede tener mayor o menor beneficio. Así lo explica José Antonio Luengo, vicepresidente primero del Consejo General de la Psicología (COP): «Es probable que, debido al incremento significativo de los mensajes sobre los problemas de salud mental, y la descontextualización que se hacen de algunos estudios, lleve tiempo influyendo en un aumento del grosor de la piel de la sensibilidad hasta el punto de que podamos estar hablando, en algunos ámbitos, de cierta inflación de la prevalencia de los trastornos mentales», comienza diciendo. Creer que uno tiene lo que no tiene.
Después de la pandemia del coronavirus, se publicaron numerosas investigaciones que encontraban un aumento de los diagnósticos. «Nos pusimos muy contentos porque vivimos que la salud mental empezaba a ser atendida y visibilizada», comienza diciendo Alma Martínez de Salazar, vicepresidenta de la Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología. Un júbilo que, en palabras de esta profesional, no duró demasiado. «Llevamos un par de años en los que muchos profesionales pensamos que puede haber una especie de sobresaturación y banalización de lo que implica un trastorno mental, los tratamientos psicológicos y cuándo acudir a ello», comenta.
En realidad, establecer el límite entre malestar cotidiano y enfermedad es tarea sencilla. En primer lugar, porque debe ser un facultativo quien lo haga y, en segundo, por las características que implica una entidad patológica. El quid de la cuestión es que no siempre se cumplen estos dos factores. «Muchas veces leemos que se ha incrementado la sintomatología ansiosa o depresiva. Que aumenten estos síntomas no es sinónimo de que se incrementen los trastornos mentales de esta naturaleza, sino de que, en ocasiones, pensamos que esa situación se ha anidado en mí y entramos en un bucle negativo», añade el miembro del COP. A las pruebas se remite.
El informe #Rayadas. La salud mental de la población joven en España, de la Fundación Manantial, publicado en el 2023, y para el cual se realizaron encuestas, entrevistas y análisis de datos, concluye que el 59 % de los jóvenes que considera que su salud mental es normal, mala o muy mala se identifica con el diagnóstico de ansiedad; el 29,9 % con el de depresión; y el 31,2 % con otras etiquetas como trastorno de la conducta alimentaria, obsesivo compulsivo o trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Del total, algo más de 3 de cada 10 lo habían obtenido mediante un profesional. Por el contrario, 7 de cada 10 habían llegado a ello a través de internet y redes sociales o mediante un familiar o amigo.
Una información que el experto describe como «inquietante», porque demuestra que existe el riesgo de que parte de la sociedad, con especial énfasis en los jóvenes, «confunda la sintomatología que tiene que ver con el estado de ánimo y nuestra capacidad de regular malos momentos con un trastorno mental», explica. Cuando más se habla de un fenómeno, sin medir y saber quién y cómo está escuchando, más se incrementa el peligro de que se malinterprete.
Con todo, para el miembro de la COP resulta más relevante la segunda condición que diferencia una experiencia negativa con una enfermedad. «Esta última te colapsa, limita tu vida de una forma significativa y estable hasta el punto de que dejas de participar en tu vida cotidiana. Las relaciones se deterioran y la dinámica mental te lleva a un bloque negativo del que no ves salida», describe.
Un lío de términos
Para Manuel Martín Carrasco, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental, la clave reside en que, en la actualidad, se mezclan los conceptos. Según el experto, la salud mental abarca el bienestar emocional de la población, mientras que los trastornos mentales se limitan a la enfermedad. Así, defiende que la asistencia sanitaria se ha creado para atender a los pacientes de estos últimos: «El problema radica que si este mismo sistema atiende al malestar emocional se puede producir una disminución de recursos porque hay mucha más gente que lo experimenta», indica.
Esto no quiere decir que la población con adversidades emocionales no preocupe. Sí lo hace. Sin embargo, «creemos que debe enfocarse como un factor de riesgo. Es decir, la persona que tiene un gran malestar tiene más probabilidades de desarrollar un trastorno, pero no siempre ocurre», comenta. Por ello, considera que la labor de Atención Primaria, al realizar un cribado de casos, es fundamental y necesita más recursos: «Está muy necesitada de refuerzo. Y no solo hablo de médicos, sino que puede haber otros profesionales como enfermeros o trabajadores sociales, que ayuden a hacer un trabajo de orientación», añade.
Por qué se confuden las emociones con los trastornos
¿Dónde reside la confusión entre lo malo y lo peor? Martínez de Salazar, que trabaja en la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil del Hospital Universitario Torrecárdenas, de Almería, considera que hay distintas variables que la alimentan. Por una parte, es innegable que el abordaje psicosocial depende de la visión que impere de la salud y de la enfermedad. «Vivimos en una época donde el valor es el bienestar, la ausencia de sufrimiento. También hay factores que tienen que ver con la cultura y en este siglo, hay cierta desresponsabilización del ser humano y de su comportamiento», precisa la experta.
Una especie de imposición de la felicidad que, cuando no se encuentra, alguien la debe proporcionar. No puede estar ausente. «Ocurre que cualquier situación de frustración, malestar o incomodidad cotidiana que hace veinte años a nadie se le ocurría consultar, ahora sí se consulta por si hubiese una falta de atención a la salud mental», explica. Una sensación de alerta elevada al cuadrado que ni siquiera se intenta aplacar con los propios «mecanismos naturales que cualquier persona, familia o comunidad tiene para resolver lo cotidiano», añade en referencia a su experiencia con pacientes juveniles. La profesional no apunta a nadie con el dedo, sino que describe como un reto social el hecho de potenciar —o no— estas herramientas.
La experta, con una carrera de más de 25 años, observa un aumento de las consultas de familias de niños y adolescentes con demandas que no están vinculadas a la presencia de un trastorno, «sino a que no les han enseñado a afrontar lo cotidiano: el miedo, la frustración o las desavenencias que podemos tener», detalla. En otras palabras, el adulto debe hacer entender al menor que existen recursos propios para afrontar el malestar: «Y si no pueden, debe asumirlas el adulto. ¿Qué sucede? Que vivimos en una sociedad donde los mayores estamos muy ocupados, y educar a un niño requiere trabajo e implicación», responde. Los ejemplos resultarán familiares para muchos. «Si un niño se aburre, que mire al techo. Si le ha salido mal un examen, pues no pasa nada, que llore y entienda que al próximo tiene que estudiar más. Y si tiene miedo al dormir, que duerma con sus peluches», comenta.
La preocupación, en este sentido, se centra en que se estén patologizando problemas del día a día. Fernando Pena explica que no solo lo ve en su consulta, sino en su entorno: «Hay gente que se toma ansiolíticos porque les ha dejado su pareja, o antidepresivos por haber perdido un trabajo. Son personas que no tienen un problema psiquiátrico, sino de la vida», indica. Lamenta, de esta manera, que la sociedad se esté convirtiendo, cada vez más, en síntoma-evitativa: «No se permite sentir ansiedad o tristeza, ni siquiera, en los momentos en los que es lógico notarla», añade.
Según el psicólogo, en casi todas las clases universitarias de España hay algún estudiante que se toma benzodiacepinas «porque se pone nervioso en un examen», o en casi todos los finales, «hay alguna persona que se acerca a otra para darle una pastilla para tapar las sensaciones de abatimiento propias de una situación tan triste». Ni una ni otra situación tienen sentido desde un punto de vista anímico: las emociones tienen su función.
Las piezas que faltan en el puzzle de la salud mental
Así, esta mala comprensión de la psicopatología también lleva a preguntarse, ¿la sociedad ha entendido la salud mental erróneamente, haciendo que, en algunos, cause más mal que bien? La prevención cuaternaria, en esta materia, se basa en proteger a los pacientes de intervenciones farmacológicas o psicoterapéuticas excesivas, inadecuadas o innecesarias. «Si en personas con trastornos mentales graves los ingresos y la sobreprotección pueden producir una estigmatización que marque la vida en lo sucesivo», plantean los psiquiatras Alberto Ortiz y Vicente Ibáñez en el documento Iatrogenia y prevención cuaternaria en salud mental, «también es crucial evitar el sobrediagnóstico y el sobretratamiento en personas que consultan por sufrimientos vinculados a la vida cotidiana», los cuales no se clasifican como una enfermedad y, por lo tanto, no necesitan prevención ni solución.
En este sentido, y según recoge Ortiz en otro estudio, las intervenciones precoces más analizadas son las que se realizan a personas que acuden a consulta por un duelo o que sobrevivieron a un evento traumático, como puede ser un accidente o una catástrofe natural. Al contrario de lo que uno podría pensar, en ninguno de esos casos —dice el experto— se ha encontrado un beneficio global. Es más, «muchas de las personas que reciben estas intervenciones se encuentran con mayor sufrimiento que si no las hubieran recibido».
¿La razón? Ortiz resume que, cuando las intervenciones se realizan sobre personas sanas, se les expone a un riesgo injustificado a efectos secundarios, aunque el experto no niegue los beneficios que también son posibles. Sin embargo, apunta a que, mirar todos los problemas con el prisma de salud mental «puede desviar el foco central, que están determinados por cuestiones sociales y de ámbito público, hacia lo sanitario y lo individual, y producir culpa o crear falsas esperanzas que en el futuro puedan truncarse si los determinantes sociales no varían o empeoran».
Así, Martínez de Salazar opina que, en ocasiones, llevar un problema a consulta puede agravar el estado anímico de la persona o la percepción que tiene de sí mismo, especialmente, entre los más jóvenes. «A veces se lleva al niño a consulta porque molesta al adulto», comenta la experta, que añade: «Quien está incómodo es el mayor, el menor no tiene la percepción de sufrimiento». Una variable que se suma al hecho de que el pequeño no se sienta a gusto hablando de sus problemas con un desconocido: «Si ya es una situación difícil para un adulto, cuanto más para un niño que, en ocasiones, tiene incluso que escuchar que sus padres dicen de él que no duerme, que no come, que pega a su hermana o que tiene manías», indica la experta, quien recomienda evitar este tipo de enfrentamientos en consulta.
En otra publicación, Ortiz llama a la ética y buen hacer del profesional que debe establecer la barrera entre los trastornos mentales y el malestar propio de los duelos, problemas académicos o laborales, «desigualdades sociales y todas las reacciones emocionales dolorosas, aunque adaptativas, que son resignificadas como problemas de salud mental», añade.
La experta del hospital almeriense habla también de la iatrogenia, y del riesgo que se corre al tratar como una enfermedad algo que no lo es. «Si alguien va a salud mental porque tiene ansiedad, hay que enseñarle que es necesaria para, por ejemplo, los exámenes y que no hay tratamiento, sino psicoeducación y orientación», detalla. Todo ello como una manera de aprender a tolerar una emoción casi tan vital como denostada.
Lejos de ser patológico, es normal
Para Roberto Colom, catedrático de Psicología Diferencial en la Universidad Autónoma de Madrid, la cuestión es mucho más sencilla de lo que se plantea hasta ahora. La problemática psicológica o mental, lejos de ser extraordinaria y algo patológico, es normal.
En una investigación publicada en la revista científica Journal of the American Medical Association, conocida por sus siglas JAMA, en la que se siguió a un grupo de más mil personas durante 50 años, «se vio que ocho de cada diez presentan, en algún momento de su vida, un problema de este tipo. La clave está en diferenciar si esta circunstancia es una herida más, que se cura sola, o si es un tema más grave», contempla el experto. Para establecer esta distinción, detalla, «es importante que nos preguntemos si hemos tenido algún tipo de sintomatología en algún período temprano de la vida», añade.
En otras palabras, que si un adulto ha tenido dificultades en etapas anteriores, como la adolescencia, es recomendable que preste mayor atención al vaivén emocional por el que puede estar pasando. «Los episodios más graves se manifiestan temprano en el ciclo vital, y eso es una cosa que el terapeuta, si es competente, que no siempre es el caso, te va a preguntar», indica Colom.
Al mismo tiempo, el catedrático de la universidad madrileña pone el foco en la heredabilidad, ya que, al igual que un individuo puede heredar una nariz grande, ocurre lo mismo con una mayor predisposición a la problemática mental.
Los dolores de cabeza en los niños
Los dolores de cabeza en los niños son comunes y generalmente no son graves. Al igual que los adultos, los niños pueden desarrollar diferentes tipos de dolores de cabeza, entre ellos migrañas o dolores de cabeza relacionados con el estrés (tensión). Los niños también pueden tener dolores de cabeza diarios crónicos.
En algunos casos, los dolores de cabeza en los niños son causados por una infección, altos niveles de estrés o ansiedad, o por un traumatismo craneal menor. Es importante que prestes atención a los síntomas de dolor de cabeza de tu hijo y que consultes a un médico si empeoran o se presentan con frecuencia.
Los dolores de cabeza en los niños, por lo general, se pueden tratar con analgésicos de venta libre y con hábitos saludables, como un horario regular para dormir y comer.
Síntomas
Los niños tienen los mismos tipos de dolores de cabeza que los adultos, pero sus síntomas pueden ser un poco diferentes. Por ejemplo, el dolor de la migraña en los adultos suele durar al menos cuatro horas, pero en los niños, el dolor puede durar mucho menos.
Las diferencias en los síntomas pueden dificultar la identificación del tipo de dolor de cabeza en un niño, especialmente en un niño pequeño que no puede describirlos. Sin embargo, generalmente determinados síntomas pertenecen más frecuentemente a determinadas categorías.
Migraña
Las migrañas pueden causar:
- Dolor de cabeza pulsátil o palpitante
- Dolor que empeora con la actividad
- Náuseas
- Vómitos
- Dolor abdominal
- Sensibilidad extrema a la luz y al sonido
Incluso los bebés pueden tener migrañas. Un niño que es demasiado pequeño para decirte lo que está mal puede llorar o mecerse hacia adelante y hacia atrás para indicar que tiene un dolor intenso.
Cefalea tensional
Las cefaleas tensionales pueden causar lo siguiente:
- Una opresión en los músculos de la cabeza o el cuello
- Dolor leve o moderado, no pulsátil en ambos lados de la cabeza
- Dolor que no empeora con la actividad física
- Dolor de cabeza que no está acompañado de náuseas o vómitos, como suele suceder con la migraña
Los niños más pequeños pueden dejar el juego regular y querer dormir más. Las cefaleas tensionales pueden durar de 30 minutos a varios días.
Cefalea en brotes
Las cefaleas en brotes son poco frecuentes en niños menores de 10 años. Características generales de las cefaleas en brotes:
- Ocurren en grupos de cinco o más episodios, que van desde un dolor de cabeza cada dos días hasta ocho al día.
- Implican un dolor agudo y punzante en un lado de la cabeza que dura menos de tres horas.
- Están acompañadas de lagrimeo, congestión, secreción nasal, inquietud o agitación.
Dolor de cabeza diario crónico
Los médicos usan la frase “dolor de cabeza crónico diario” para las migrañas y los dolores de cabeza tensionales que ocurren más de 15 días al mes. El Dolor de cabeza diario crónico puede tener como causa una infección, un traumatismo craneal leve o la toma de analgésicos, incluso medicamentos de venta sin receta médica, con demasiada frecuencia.
Cuándo consultar al médico
La mayoría de los dolores de cabeza no son graves, pero busca atención médica de inmediato si los dolores de cabeza de tu hijo:
- Despiertan a tu hijo del sueño
- Empeoran o se vuelven más frecuentes
- Cambian la personalidad de tu hijo
- Siguen a una lesión, como un golpe en la cabeza
- Presentan vómitos persistentes o cambios visuales
- Están acompañados de fiebre y dolor o rigidez en el cuello
Habla con el médico de tu hijo si estás preocupado o tienes preguntas sobre los dolores de cabeza de tu hijo.
Lesión en los músculos isquiotibiales
Una lesión isquiotibial se produce por tensión o estiramiento de uno de los músculos isquiotibiales, un grupo de tres músculos que se extienden a lo largo de la parte posterior del muslo.
Las personas que practican deportes que implican correr con paradas y arranques repentinos suelen sufrir lesiones de los músculos isquiotibiales. Entre algunos de los ejemplos se incluyen fútbol, baloncesto, fútbol americano y tenis. Las lesiones de los músculos isquiotibiales también pueden producirse en los corredores y los bailarines.
A menudo, lo único que necesitas para aliviar el dolor y la hinchazón asociados con una lesión de los músculos isquiotibiales son medidas de cuidado personal, como descanso, hielo y analgésicos. En ocasiones excepcionales, se realizan cirugías para reparar un tendón o un músculo isquiotibial.
Síntomas
Una lesión en los músculos isquiotibiales suele causar un dolor repentino y punzante en la parte posterior del muslo. También es posible sentir una sensación de “chasquido” o desgarro.
La hinchazón y la sensibilidad tienden a aparecer en pocas horas. Puede haber moretones o cambios en el color de la piel en la parte posterior de la pierna. Algunas personas tienen debilidad muscular o no pueden colocar peso en la pierda lesionada.
Cuándo debes consultar con un médico
Las distensiones leves de los músculos isquiotibiales pueden tratarse en el hogar. Sin embargo, consulta con un proveedor de atención médica si no puedes soportar el peso sobre la pierna lesionada o si no puedes caminar más de cuatro pasos sin sentir un gran dolor.
Causas
Los músculos isquiotibiales comprenden un grupo de tres músculos que se extienden a lo largo de la parte posterior del muslo desde la cadera hasta la zona justo debajo de la rodilla. Estos músculos facilitan la extensión de la pierna en forma recta hacia atrás y la flexión de la rodilla. Cuando cualquiera de estos músculos se estira de manera excesiva o se sobrecarga puede producirse una lesión.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo de las lesiones en los músculos isquiotibiales son:
- Deportes. Los deportes en los que hay que correr podrían aumentar las probabilidades de sufrir una lesión en los músculos isquiotibiales. Lo mismo puede ocurrir con otras actividades en las que se hacen estiramientos extremos, como bailar.
- Lesiones anteriores en los músculos isquiotibiales. Las personas que han sufrido una lesión en los músculos isquiotibiales son más propensas a tener otra. Este es el caso de las personas que intentan retomar la actividad en cuestión antes de que los músculos hayan tenido tiempo para recuperarse.
- Cansancio, debilidad o falta de flexibilidad de los músculos. Es más probable que las lesiones se presenten en músculos cansados o débiles. Es posible que los músculos con poca flexibilidad no puedan tolerar toda la fuerza que requieren determinadas actividades.
- Desequilibrio muscular. Si bien no todos los expertos están de acuerdo con esto, algunos sugieren que un desequilibrio muscular puede derivar en una lesión en los músculos isquiotibiales. Si los músculos cuádriceps en la parte anterior del muslo son más fuertes y están más desarrollados que los músculos isquiotibiales, es más probable que se produzca una lesión en los músculos isquiotibiales.
- Edad. El riesgo de sufrir una lesión aumenta con la edad.
Complicaciones
Retomar actividades extenuantes antes de que los músculos isquiotibiales se hayan curado por completo podría hacer que vuelvas a sufrir esta lesión.
Prevención
Tener buena condición física y hacer ejercicios tanto de estiramiento como de fortalecimiento de forma regular puede ayudar a reducir el riesgo de una lesión en los músculos isquiotibiales. Trata de estar en forma para practicar deporte. No practiques deporte para ponerte en forma.
Si tienes un trabajo físicamente exigente, mantenerte en forma puede ayudarte a prevenir lesiones. Pídele al proveedor de atención médica un buen programa de ejercicios para hacer de forma regular.
¿Qué es la endocarditis?. Todo lo que debes saber
¿Qué es la endocarditis?. Todo lo que debes saber
Existe una enfermedad que consiste en la infección del revestimiento interno de las cavidades y las válvulas del corazón, llamada endocarditis. Si bien es rara, puede poner en riesgo la vida y tener complicaciones graves ya que afecta la estructura y el funcionamiento del corazón, pero si se diagnostica de forma precoz, puede curarse sin secuelas. Por este motivo es fundamental saber quiénes están en riesgo, como sospecharla para solicitar atención médica precoz, y lo más importante, como prevenirla.
Factores de riesgo
La infección se produce por gérmenes (bacterias, hongos…) presentes de forma normal en la piel, la boca, sistema genitourinario o digestivo; que pueden ingresar al torrente sanguíneo, viajar hasta el corazón, y una vez allí, adherirse a los tejidos, especialmente cuando son anormales o artificiales. Es menos frecuente que suceda en corazones normales, pero sigue siendo una posibilidad si hay factores que favorezcan la entrada de gérmenes a la sangre o la debilidad del sistema inmune. Tomando en cuenta lo previo, los factores que favorecen una endocarditis son:
• Tener más de 60 años.
• Portar válvulas cardíacas artificiales. Las llamadas prótesis son más susceptibles a que los gérmenes las afecten
• Tener válvulas cardíacas dañadas. Antecedentes de enfermedades como la fiebre reumática, endocarditis pasadas; o válvulas con estrecheces o insuficiencias que han requerido cirugía
• Defectos cardíacos congénitos (válvula bicúspide)
• Dispositivo cardíaco implantado (marcapasos, desfibriladores).
• Consumo de sustancias ilegales intravenosas. Las inyecciones repetidas sin esterilización adecuada favorecen la entrada de las bacterias de la piel a la sangre
• Mala higiene dental. Las bacterias que crecen en la boca pueden ingresar al torrente sanguíneo a través de un corte en las encías, como los que se realizan en algunos procedimientos dentales o los que pueden suceder si en tejido esta en mal estado
• Uso de catéter permanente. Hay personas que portan catéteres venosos a largo plazo para administración de medicación por otras enfermedades. Al estar colocado mucho tiempo y tener contacto con la piel, aumenta el riesgo de endocarditis.
Síntomas
Los síntomas de la endocarditis pueden variar de una persona a otra. Puede desarrollarse lenta o repentinamente en función del tipo de germen que esté provocando la infección y de si hay o no otros problemas cardiacos. Si no se recibe un tratamiento inmediato, la endocarditis puede dañar o destruir las válvulas cardíacas, Requiere tratamiento con antibióticos endovenosos por tiempos muy prolongados o, en casos seleccionados, cirugía cardiaca. Si se tienen factores de riesgo para la enfermedad y desarrolla los siguientes síntomas, deberá acudir a su médico lo antes posible.
• Un soplo nuevo en el corazón
• Síntomas similares a los de la gripe, como fiebre, escalofríos y dolores musculares/articulares, pero que duran más de 10 días o no mejoran con analgésicos habituales
• Dolor en el pecho al respirar
• Sudoraciones nocturnas
• Falta de aire
• Hinchazón en los pies, las piernas o abdomen
• Pérdida de peso sin causa aparente
• Manchas o bultos de color rojo, morado o marrón en las plantas de los pies o en las palmas de las manos
• Pequeños sangrados bajo las uñas
• Manchas redondas pequeñas en la piel, planas y que no pierden color al presionarlas (Petequias).
Prevención
Debemos conocer bien los factores de riesgo que nos hacen vulnerables para poder tomar medidas que reduzcan la entrada de gérmenes en la sangre.
• Aprenda a identificar los posibles signos y síntomas de la endocarditis. Consultar al médico y realizar un diagnostico precoz puede evitar complicaciones graves.
• Buena higiene dental. Cepillarse los dientes, usar hilo dental y realizarse exámenes dentales regulares evita sobrecrecimientos bacterianos o lesiones en la boca.
• Mantener la piel sana. Limpie la piel de forma regular. Lave sus heridas y manténgalas limpias hasta que sanen. Si se realiza tatuajes, piercings o procedimientos cosmeticos, que sea en sitios de confianza con adecuada higiene.
• No consumir drogas intravenosas ilícitas. Las agujas sucias o las punciones frecuentes aumentan el riesgo de endocarditis
• Antibióticos preventivos. Ciertos procedimientos médicos en zonas como la piel, el aparato digestivo o genitourinario, al igual que dentales, pueden permitir el ingreso de bacterias en el torrente sanguíneo. Si tiene cualquier tipo de condición cardíaca que lo predisponga a la endocarditis, hable con su cardiólogo, dentista y otros especialistas médicos sobre los riesgos y pregunte si necesita profilaxis antibiótica. La profilaxis suele consistir en la toma única de antibiótico 30-60 minutos antes del procedimiento.
Recomendaciones básicas para mantener la diabetes bajo control en los viajes de verano
La diabetes es un problema grave que afecta a millones de personas en todo el mundo, pero el verano puede poner en riesgo la salud si no nos cuidamos. Llevando una vida sana y equilibrada, además de tomar los medicamentos adecuados y seguir las recomendaciones de los profesionales de la salud, controlar la glucemia (azúcar) en sangre puede ser relativamente sencillo.
Sin embargo, cuando llega el verano y la temperatura es alta, aumenta el riesgo de desarrollar otras complicaciones, por lo que es necesario prestar atención a una serie de recomendaciones. Una de las advertencias que hace la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) es que el principal motivo del descontrol glucémico en personas con diabetes en verano es el cambio de hábitos, sobre todo, en relación a la alimentación. Por ello, las personas con diabetes deben vigilar que las bebidas que ingieren tengan pocas calorías, así como que sean sin alcohol o ‘00’. Además, es esencial que estén hidratadas, por lo que tienen que ingerir diariamente una gran cantidad de agua o infusiones, con hielo si se prefiere.
Es importante mantenerse hidratado
Los diabéticos deben evitar el alcohol y las bebidas excesivamente calóricas
Aconsejamos “evitar el consumo excesivo de alimentos, así como de bebidas alcohólicas ya que estas pueden provocar efectos sobre los niveles de glucemia (hiper o hipoglucemia) y mantener los horarios y dosis habituales de tratamiento”. Con el fin de llevar un seguimiento de la enfermedad, el especialista aconseja realizar controles más periódicos de los niveles de glucemia durante las vacaciones.
Siguiendo la recomendación de practicar ejercicio físico diario, es importante señalar que este debe realizarse evitando la exposición prolongada al sol y las horas de calor extremo, y vigilando permanentemente la hidratación. Cabe destacar, la importancia del cuidado de los pies en personas diabéticas, por lo que es recomendable el uso de calzado adecuado durante la práctica de ejercicio, así como su posterior higiene para evitar heridas y complicaciones.
A continuación, detallamos una serie de recomendaciones que el paciente puede comentar con su médico para poder ajustarlos a cada caso concreto:
1. Hable con el personal de enfermería especialista en diabetes o con el médico acerca del cambio horario del país al que se viaja, para que puedan ayudar a modificar la pauta de insulina y las horas de administración de esta. Si se va a viajar hacia el oeste, el día será más largo, mientras que, si se viaja hacia el este, el viaje acortará el día.
2. “Puede pedir al equipo médico que le preparen un informe (preferiblemente en inglés) donde hagan constar el diagnóstico de diabetes y la necesidad de, en caso de viajar en avión, poder llevar en cabina (a mano) todo el material necesario para el control de la diabetes (agujas, plumas de insulina, glucómetro, sensores de glucosa intersticial, glucagon y demás material fungible en caso de utilizar bomba de insulina)”, subraya el especialista. Asegúrese de tener una bolsa o estuche adecuado para guardar la insulina y resto de materiales necesarios. También puede ser útil llevar una nevera portátil y un contenedor para deshacerse del material punzante. Recuerde que la insulina corre el riesgo de congelarse en las bodegas de los aviones, ¡y eso la podría hacer inutilizable! Durante el viaje lleve consigo unos tentempiés adicionales en el equipaje de mano por si el viaje sufre retrasos.
3. Cuando prepare la maleta es muy importante que tenga en cuenta cuánto material va a necesitar durante el viaje y que lleve siempre material de repuesto por si algo se dañara o perdiera. “Es sensato que tenga dos equipos de insulina y sistema de medición de la glucosa y que los lleve en sitios separados (por ejemplo, uno en el equipaje de mano y otro en el del acompañante) por si uno de los dos se extravía”.
4. Debe de asegurar una correcta conservación de insulina durante el viaje. “Recuerde que un bolígrafo de insulina no debe de estar más de 30 días fuera de la nevera a temperatura ambiente, y que lo recomendable es conservarlos a una temperatura de entre 4 y 8ºC”
5. En caso de utilizar bomba de insulina, es importante llevar siempre bolígrafos de insulina (lenta y rápida) para poder usarlos en caso de que por algún motivo la bomba fallase. También debe tener prevista una pauta de uso con horarios y unidades (coméntelo con su equipo médico antes de viajar).
6. Tome nota de los números de contacto sanitarios en caso de emergencia. Si fuera necesario, ¿sabría cómo conseguir insulina en la zona donde viaja? “Tenga en cuenta que los nombres comerciales pueden variar de un país a otro, para largas estancias deberá llevar consigo varias recetas médicas para poder comprar insulina en el país donde esté”.
7. Es muy recomendable tener contratado un buen seguro de asistencia médica durante el viaje. En algunos países no hay sanidad pública o esta es muy deficiente.
8. En caso de viajar en grupo es recomendable que las personas que viajan con usted sepan cómo actuar en caso de que no se encuentre bien o sufra una hipoglucemia grave.
9. Si viaja a climas cálidos mantenga la insulina protegida de la luz solar directa y en un lugar fresco. Tenga en cuenta que es posible que la insulina se absorba más rápidamente en un clima cálido, por lo que será necesario una mayor monitorización. Y sobre todo asegúrese de estar bien hidratado, ¡beba muchos líquidos sin azúcar!
10. Por otro lado, si viaja a climas fríos, lleve ropa de abrigo suficiente, y tenga en cuenta de que en este caso es posible que la insulina se absorba más lentamente. No permita que se congele la insulina, ya que esto afectará a su acción. Finalmente, tenga en cuenta que los medidores de glucosa pueden verse afectados por altas y bajas temperaturas, así como por la altitud.
Medidas preventivas para las vacaciones
Al viajar, en el equipaje de mano no puede faltar una botella de agua, un glucómetro, insulina y comida por si hay retrasos
Finalmente, concluye el especialista, hay cosas que no pueden faltar en el equipaje de mano:
• Documento de identidad e informe médico con el diagnóstico y tratamiento.
• Glucómetro y tiras reactivas.
• Lancetas y dispositivo para utilizarlas en los controles de glucosa en sangre capilar.
*Insulina rápida y lenta
• Comida y tentempiés adicionales, así como preparados de glucosa, sacarosa, etc. En monodosis y/o bebidas azucaradas.
*Agua
• Diario de papel, o dispositivo electrónico para anotar los resultados de los controles.
• Tiras reactivas para acetona en sangre u orina.
*Probióticos por si presentase alguna alteración del tránsito intestinal (diarrea)
Carboxiterapia: cómo eliminar la celulitis
Muchas mujeres temen la llegada de la celulitis. Se prueban miles de tratamientos y cremas y no dan resultado, sigue todo igual. En este post te contamos el último tratamiento para combatir la celulitis: la carboxiterapia.
¿QUÉ ES LA CELULITIS?
La celulitis es la acumulación de grasa en el tejido subcutáneos de zonas del cuerpo como el abdomen, los glúteos, las nalgas o los muslos. La celulitis se produce en la hipodermis (es la capa más espesa/profunda de la piel) que es donde se encuentran la mayor parte de nuestras células.
¿QUÉ ES LA CARBOXITERAPIA?
La carboxiterapia es un tratamiento médico-estético que ayuda a combatir la celulitis, flacidez y grasa localizada. Es una técnica mínimamente invasiva que consiste en la infiltración de dióxido de carbono (CO2) por vía subcutánea.
Gracias a la carboxiterapia se consigue crear colágeno que produce una mejora en el aspecto de la piel. La infiltración de CO2 mejora la calidad de la piel y una disminución del volumen de la zona donde se aplique.
¿CÓMO SE REALIZA LA CARBOXITERAPIA?
La carboxiterapia es una técnica sencilla y mínimamente invasiva. Se infiltra el gas que se extiende rápidamente a los tejidos presentando una pequeña molestia para el paciente y un enrojecimiento en la zona de aplicación. Cuando se inyecta el gas, se realiza un pequeño masaje para que todo se extienda correctamente por la zona deseada.
La infiltración de gas carbónico produce una dilatación de los vasos sanguíneos inmediata de la zona por lo que se genera mayor oxigenación de la zona de los tejidos y una mejora del componente microvascular de la paniculopatía vasculopática que define la celulitis.
Es un procedimiento que se realiza en consulta en aproximadamente 30 minutos.. Dependiendo de los resultados que se quieran conseguir, la carboxiterapia tiene un mínimo de 10 sesiones. Entre sesión y sesión debe pasar un período mínimo de 48 horas aproximadamente.
¿QUÉ BENEFICIOS TIENE LA CARBOXITERAPIA?
Los beneficios que aporta este tratamiento son muy variados tanto en la zona facial como en la zona corporal:
- Mejora el aspecto de la piel
- Reducción de la consistencia de la celulitis
- Reducción de la celulitis
- Mejora la circulación linfática
- Mejora la elasticidad de la piel
- Alivia los síntomas de la celulitis
- Elimina o disminuye la piel de naranja
Este tratamiento está muy indicado para el postoperatorio ya que al mejorar el aspecto de la piel se consigue una piel regenerada y tersa mejorando también de esta forma la flacidez que existía en el abdomen o en otra zona.
10 recomendaciones antes de un trasplante capilar
La restauración capilar gracias al trasplante de pelo es un procedimiento delicado que requiere el seguimiento de una serie de recomendaciones tanto pre como post-operatorias que se comentan con el paciente y se entregan por escrito para su puntual cumplimiento. Estas pautas resultan imprescindibles para lograr unos resultados óptimos.
¿Qué debo hacer antes de un trasplante capilar? 10 recomendaciones
Entre los consejos previos a la cirugía más importantes a tener en cuenta destacaríamos:
1) Masajear la zona receptora y sobre todo la zona donante con movimientos horizontales y verticales durante 5 minutos al día durante el mes previo a la cirugía con el fin de lograr la máxima elasticidad posible del cuero cabelludo.
2) Dejar la solución tópica de Minoxidil unos 15 días antes del trasplante capilar en caso de estarla utilizando para evitar un sangrado excesivo durante la intervención. EL Finasteride que toman muchos pacientes varones no es necesario suprimirlo de cara a a la intervención.
3) Dejar de fumar como mínimo la semana previa a la intervención.
4) Deberá tener las pruebas solicitadas por los doctores para su valoración (analítica de sangre, electrocardiograma..) una semana antes de la intervención.
5) En el caso de que el paciente esté tomando medicación (diabetes, hipertensión, anticoagulantes…) es necesario marcar un protocolo para el día de la cirugía, incluso consultando si fuera preciso con los especialistas que la han prescrito.
6) Es preciso que el cuero cabelludo del paciente esté equilibrado y no presente ninguna alteración el día del trasplante (seborrea, picores, descamación, eccemas…). En caso de presentarlas es imprescindible preparar al paciente ya que no se realizará la intervención si hay algún proceso activo. En caso de que no haya ninguna alteración simplemente bastará con un lavado la noche anterior o la misma mañana con un champú de pH neutro.
7) La cena del día anterior debe ser ligera, sin salsas, picantes… con alimentos suaves y de fácil digestión. Debe evitarse la ingesta de alcohol.
8) El día de la intervención el paciente debe venir en ayunas (no debe comer ni beber nada, ni tan siquiera agua, a partir de las 12 de la noche del día anterior). No hay inconveniente en lavar los dientes la mañana de la intervención.
9) Debe evitar el traer consigo joyas y elementos metálicos de cualquier tipo (pendientes, anillos, piercings…) y venir vestido con ropa ancha y calzado cómodo.
10) Es recomendable venir acompañado por la posible somnolencia después de la cirugía y está restringido el uso del coche ese día ya que debido a la medicación suministrada el paciente no está en condiciones óptimas para la conducción aunque se encuentre perfectamente a la salida del centro.