En las tardes calurosas de verano, echarse la siesta parece la mejor forma de relajarse y recuperar la energía. Pero ¿cuáles son realmente los beneficios de dormir por el día? ¿puede ser contraproducente? ¿Es recomendable para todas las personas? Y, por último, ¿cómo debe ser la siesta ideal?
La doctora Irene Rubio Bollinger, responsable de la Unidad del Sueño y especialista en Neurofisiología, despeja todas nuestras dudas y nos ayuda a obtener el máximo provecho de la siesta, porque dormir en un mal momento, o excederse en su duración, podría provocar efectos negativos.
Beneficios de la siesta
Echarse la siesta ayuda a:
- Relajarse
- Disminuir el cansancio
- Aumentar el estado de alerta
- Mejorar el estado de ánimo
- Favorecer el desempeño, con una mayor rapidez en las respuestas y una mayor agudeza en la memoria
Los contras de dormir por el día
Entre los efectos negativos de la siesta están:
- Incremento de somnolencia. Después de la siesta, puede ocurrir que se sienta desorientación y aturdimiento.
- Alteraciones del descanso nocturno. En general, una siesta breve no va a entorpecer la calidad del sueño por la noche. Pero, quienes padecen insomnio o tienen una mala calidad del descanso, pueden ver agravada su situación a causa de la siesta.
- Dormir por el día se asocia a un mayor riesgo de diabetes tipo II, entre otras enfermedades.
- ¡Ojo con las siestas frecuentes o de larga duración! Estas sí pueden afectar al sueño nocturno.
¿La siesta es apta para todos?
Lo cierto es que no. Por ejemplo, para algunas personas resulta muy complicado dormir por el día, y otras solo consiguen dormir en su propia cama, algo que no siempre es posible en una siesta.
Por otra parte, las personas con insomnio u otras alteraciones del descanso pueden ver empeorados estos problemas, debido a que la siesta hace que repartan durante el día sus escasas horas de sueño.
Igualmente, no es aconsejable en los adultos mayores porque necesitan dormir menos tiempo y, por lo tanto, la siesta les resta la duración del sueño por la noche.
Cuándo hacer un hueco para la siesta
Además de echarse la siesta por el puro placer de hacerlo, máxime en verano cuando las altas temperaturas y los posibles excesos de las comidas invitan a ello, también se puede plantear en los siguientes casos:
- Si se percibe un cansancio repentino o una somnolencia de forma inesperada.
- Si se va a quitar horas de sueño porque se trabaja por la noche.
- Si se quiere introducir siestas planificadas cada día.
Eso sí, se debe contactar con el médico en caso de detectar cada vez una mayor necesidad por dormir siestas sin que exista una razón para ello, ya que podría estar originado por un trastorno del sueño, un medicamento o una afección médica que interrumpen el descanso nocturno.
Cómo debe ser la siesta ideal
Para que la siesta resulte beneficiosa, debe ser:
- Corta. La duración aproximada debe ser de 10 o 20 minutos. Si se excede este tiempo, es posible que al despertarse se sienta aturdido. Solamente los adultos jóvenes pueden tolerar una mayor duración de las siestas.
- Antes de las 3 de la tarde. Lo más adecuado es echarse la siesta a primera hora de la tarde. Si lo hacemos después de las 3, es probable que influya en el descanso nocturno. No obstante, hay que tener en cuenta cada caso, las necesidades de dormir, los horarios, la edad y la toma de fármacos, ya que todo ello es importante para establecer la hora más adecuada para echar una siesta.
- Entorno para el descanso. Es fundamental crear un buen ambiente para dormir, que sea un sitio tranquilo, sin luz ni distracciones, y con una temperatura agradable.
- Tiempo para volver a activarte. Al despertar de la siesta, se debe esperar un tiempo antes de reanudar las tareas, sobre todo las que precisan una reacción rápida o aguda.